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viernes, 5 de mayo de 2017

Pechuga de pollo al horno



     Hoy tengo dos sugerencias para hacer pechugas de pollo al horno en plan ligero. Seguimos aligerando... La primera consiste en hacer las pechugas con un pimiento rojo, como cuando asamos simplemente pimientos. Las pechugas las mojamos con una cucharada de cognac y un hilo de aceite y las espolvoreamos con romero, sal y pimienta. Todo con mucha discreción. LLevamos al horno a 175º 45-50 minutos, hasta que el pimiento esté bien dorado. 


     Podemos tomarlo en caliente, que hace complicado pelar el pimiento, o en frío. Dejamos enfriar el pimiento tapado con un paño, lo pelamos y aliñamos ligeramente. Tomamos la pechuga en plan fiambre. De las dos formas está muy agradable. Claro que yo preferiría un zanco con su piel bien dorada pero... Esto es lo que hay. 


      La siguiente sugerencia sería similar. Ponemos las pechugas al horno enteras -nada de rellenar con jamón y queso- rodeadas de tomates que salpimentamos, espolvoreamos con tomillo y bañamos todo con un hilo de aceite de calidad. El proceso es el mismo, que los tomates estén bien hechos y tiernos. Así que dejamos hacer al horno con paciencia. Esta versión sí que me gusta, sin duda, para tomar en caliente. Nada impide añadir unas patatas fritas o hacer un arroz en blanco para los que no están a dieta. Incluso rellenar la pechuga de jamón y queso para los que tienen la suerte de ser delgados. Hasta aquí estas recetas tan simplonas que a mí... bueno, me parecen dignas. Eso que siempre he sido de pata. Mayo y junio son meses estupendos para ponerse a punto. No hace frío -que desanima mucho a la hora de hacer dieta- y el tiempo suele permitir dar bonitos paseos -que también ayuda-. Vuelvo a decir que lo importante no es ser gordo o delgado sino feliz. Os deseo a todos muy buenos días. 


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