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viernes, 20 de marzo de 2015

Chicharrones prensados




     Aquí estoy otra vez. Hoy es festivo en Galicia porque ayer, San José, fue jueves... Para mí no tiene mucho sentido porque por mucho que cambien, San José fue ayer ¿o no? La cuestión es que tenemos un puente más. La receta que os traigo hoy nunca pensé que la haría. Estos chicharrones prensados son típicos de La Coruña. Hace unos días estuve allí comprando en una tienda de las de toda la vida, Ferreiro desde 1958, y me dieron la receta. Es una tienda estupenda donde puedes comprar: quesos, empanadas, productos maragatos, excelentes vinos a un precio bárbaro y... chicharrones prensados (entre otras muchas cosas). 

     Os voy a decir la receta básica que me dieron estas personas tan encantadoras y después lo que hice yo, que es parecido.

     En primer lugar, compramos carne de cerdo, por ejemplo un kilo. Debe ser una carne algo grasa pero no hace falta exagerar. La cortamos en cuadrados, la ponemos en una tartera (u olla a presión) y la cubrimos con agua, añadimos una cebolla picada y sal gorda al gusto. Estos platos suelen ser saladitos pero en casa los hacemos como nos peta. Bien, ponemos a cocer al menos una hora. Después la destapamos y dejamos que se consuma el agua y vamos aplastando con una espumadera para que se deshaga un poco la carne. Tiene que estar muy blandita. La pasamos a un colador de pasta y seguimos aplastando hasta que suelte la grasa. La pasamos a una fuente que nos servirá de molde y dejamos enfriar totalmente. Esto es la receta básica. Cuando está bien fría le damos la vuelta y ya tenemos nuestros chicharrones prensados.



     Lo que yo hice es parecido pero compré carne del jamón, ¿por qué? Por varias razones. En primer lugar, estaba de oferta y me pareció una buena ocasión para hacer experimentos; en segundo lugar, no quería usar una carne muy grasa. La corte en dados y la cubrí con medio vaso de agua, añadí media cebolleta, sal gorda, una pizca de pimienta, una ramita de tomillo y un chorrito de brandy. Es decir, lo que me pareció oportuno. La cocí y aplasté como os expliqué arriba. ¿Qué pasó? No pasó nada, todo fue muy bien exceptuando que no había exceso de grasa y solo escurrí una pizca de líquido en el colador. 

     Temía yo que quedara muy seco, por lo magro, pero no. En casa les encantó. Recordaba a los chicharrones pero también a un fiambre de jamón asado. 




     Como quería que quedara bien prieto, llené el hervidor de agua y lo puse encima un buen rato. Creo que fue buena idea. Al no tener casi grasa por el medio, tenía que ir bien prensado.




       Ya frío, lo metí en la nevera hasta el día siguiente que lo desmoldé y lo adorné así de tontamente, acordándome de que en París suelen acompañar les terrines con pepinillos en vinagre. ¡!Qué ricas las hacen! Bueno, pues esta receta me ha inspirado para hacer más cosas de este estilo. Con otras carnes, con trufas, setas, pimienta verde, higaditos,... Me apetece inventar un poco.




      Para acompañar hice una ensalada y, esta vez, me fui a comprar el queso. A estas ensaladas tontas les pones un poco de queso, jamoncito y ya parecen otra cosa. Al menos a mis hijos les encantan.



       Y como no tenía ganas de trabajar demasiado, puse unas patatas fritas de bolsa. A mí me gustan mucho y son muy socorridas. Sí ya sé que engordan pero nadie es perfecto.




     Veis que se deshace un poco al cortar y que dejé trozos grandecitos de carne. Ya os digo que recordaba al jamón asado pero a mí me pareció más jugoso y, desde luego, ensucias mucho menos porque el horno no se toca.




       Al día siguiente sobró un poco y tenía ya un color más tradicional. Yo creo que en la nevera se queda más grisaceo y fuera se orea y coge un poco de color. En todo caso, nos gustó mucho, no resultó nada graso y, como os digo, me da ideas para hacer diferentes prensados de carne que pueden ser muy ricos y prácticos. Ya os contaré si hago más experimentos. Feliz puente de San José a todos.

     ¡Ah! Y me falta por contar que también compré cascarilla. Las relaciones de La Coruña y Ferrol dan para escribir una novela (o un cuento) al estilo de Romeo y Julieta. Os imagináis: un nachiño de La Coruña que se enamora de una linda ferrolana... Fuera de bromas, pronto publicaré la cascarilla -de cacao- que es muy típica de La Coruña y la mar de rica.



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