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domingo, 6 de octubre de 2013

Camino Inglés III


      TERCERA ETAPA: MIÑO-MEANGOS

     Ayer salimos desde Miño a media mañana. Hacía un día precioso y sabíamos que haría calor, no tanto como el primer día, pero calor. La mañana era divina y comenzamos muy animados. Salir de Miño y llegar al Ponte do Porco es un paseo. Allí hay un Pazo con unos eucaliptos centenarios... Es muy bonito, aunque el pazo apenas se ve. 




     Pero después hay una subida tremenda. Te quedas sin aliento. Menos mal que todavía no hace calor. Vamos hacia Betanzos y hay subidas y bajadas continuas. Es la locura. Nos salva que todavía vamos frescos. Nos rodean bosques frondosos y el sol se cuela entre las hojas... Es realmente bonito. Eso no se puede negar. 

     Al principio te anima subir porque piensas: "Ya estoy arriba, es buena cosa". Pero no. Una subida trae consigo una bajada. Es como si el trazado del camino estuviera hecho para que sufras... Y sufres. Mucho.




     El primer logro es San Pantaleón das Viñas. Primera iglesia románica. Preciosa. Pero seguimos y llegamos a Santiago de Tiobre. Otra iglesia románica, del siglo XII, que es una maravilla.




      En  los alrededores de Betanzos hay viñedos cargados de uvas. Llegar a Betanzos es una alegría. Betanzos de los Caballeros es una villa medieval bañada por dos ríos: el Mendo y el Mandeo. Hay que visitarla. Allí está enterrado Fernando Pérez de Andrade, en la iglesia de San Francisco. Pero ayer no pudimos verlo. Tomamos una cañita y seguimos. No hay tiempo para detenerse. Bueno, vemos el lavadero das Cascas, hecho por los hermanos García Naveira... pero esa es otra historia.



     La salida de Betanzos es... espantosa. Una cuesta larguísima y a pleno sol... Se nos vuelve a terminar el agua. Esto del agua es un verdadero problema porque apenas hay fuentes y muchas casas están cerradas. Es un gran fallo. Tampoco encuentras bares. Es la nada. Nos animamos unos a otros pero es una etapa realmente dura. Subir y subir. No comemos hasta bien entrada la tarde. Pero es que no hay donde. Sólo hay Camino. No hay donde sentarse un minuto. En ese sentido, el Camino Inglés es un desastre. Como ferrolana siento decirlo. Aparte de estar bien señalizado, no te pierdes, no hay nada preparado para el peregrino. Salvo que vayas a una casa rural. Entonces te van a buscar. Pero nosotros somos caminantes de día. De sábado a sábado.



     Llegamos a Abegondo, pasamos Cos y nos encontramos en Meangos. Se nos ha hecho tarde porque hay que llamar un taxi, ir a buscar los coches a Miño... Es un poco complicado. Decidimos dejarlo... Han sido 23 kilometros muy duros. El sábado que viene, día del Pilar, continuaremos. 
     
     Hasta aquí ha llegado mi narración de la tercera etapa. Ah sí... comimos sobre la hierba y compartimos: pollo frito, empanadillas, bollitos preñados, croquetas y tortillas de patatas. Una delicia. De postre una bica que estaba de muerte. 

2 comentarios:

  1. Que maravilla Ana!! En cuanto podamos jl y yo os copiamosGracias por todo!! Bsssss

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  2. Pues os animo. De verdad, merece la pena. Un beso muy grande.

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